Poesía en el metro
«No traspase la línea amarilla» de Andrés Torres Meza fue publicado el año pasado por Editorial Camino.
La poesía de Andrés se vuelve necesaria porque describe una realidad que no tienen nada de ajena al día a día de la gran mayoría de los habitantes de esta oscuridad compartida. En esta ocasión su poesía toma vida en ese frío transporte, mayormente subterráneo, llama metro. Desde la posición de pasajero, el hablante comienza a observar e interpelar ese transporte fatigado que une gran parte de la región. La rapidez de su poesía se asemeja al ir y venir de todas esa almas enfermas que buscan en el metro una solución para acotar distancia con su destino. Las metáforas de Andrés hacen alusión al aparente control que este medio de transporte tiene sobre nosotros y al deterioro de sus clientes. El juego está en que mientras más gana Metro, nosotros deteriorando más y más. La conclusión se basa en las múltiples fallas que ha presentado este transporte, perjudicando sin tener compensación a miles de clientes. También rescata formas de sobrellevar mejor la estadía en este transporte, como «el anciano / se refugia / tras el verso de un libro». Pero la triste realidad es que nos refugiamos en aparatos tecnológicos o en la inútil propaganda que nos intentan meter a la fuerza. Destaco la lucidez de el autor para llamar «tumbas laborales» a la línea 1, de reclamar por un servicio que tiene deficiencias y de la agónica realidad que cargan sus pasajeros. La rabia de su poesía subterránea nos hará entender múltiples sensaciones de esa máquina que transita por ese «tracto digestivo» de esta enferma ciudad.